Todos los videntes son neurodivergentes

 Los videntes son personas que tienen una capacidad extraordinaria para percibir cosas que escapan a los sentidos comunes. Pueden ver el futuro, comunicarse con los espíritus, leer la mente o el aura de otras personas, entre otras habilidades. ¿Cómo es posible que tengan estas facultades? ¿Qué hay de diferente en su cerebro que les permite acceder a estos canales ocultos de información?



La respuesta podría estar en la neurodiversidad, un concepto que defiende que existen distintas formas de funcionar mentalmente y que todas son válidas y enriquecedoras. La neurodiversidad abarca a las personas que tienen una neurología atípica, como las que presentan autismo, TDAH, dislexia, síndrome de Tourette, etc. Estas personas no son enfermas ni defectuosas, sino que tienen una forma diferente de procesar la información, de relacionarse con el mundo y de expresarse.

Los videntes podrían ser considerados como neurodivergentes, es decir, como personas que se alejan del patrón más común o típico de funcionamiento cerebral. Su neurodivergencia les otorgaría una sensibilidad especial para captar estímulos o señales que pasan desapercibidos para la mayoría. También les daría una creatividad e imaginación únicas para interpretar y transmitir esos mensajes.

Ser vidente y neurodivergente no es fácil en una sociedad que tiende a estandarizar y normalizar todo lo que se sale de la norma. Los videntes suelen enfrentarse a la incomprensión, el rechazo, la burla o el miedo de los demás. A veces son tachados de locos, mentirosos o estafadores. Otras veces son explotados o manipulados por personas que quieren aprovecharse de sus dones.

Los videntes necesitan un espacio donde puedan desarrollar y compartir sus capacidades sin sentirse juzgados o amenazados. Un espacio donde puedan encontrar apoyo, respeto y reconocimiento. Un espacio donde puedan celebrar su diversidad y contribuir al bienestar de la humanidad.

La neurodiversidad es una oportunidad para ampliar nuestra visión del mundo y de nosotros mismos. Es una invitación a valorar y aprender de las diferencias, a romper los prejuicios y los estereotipos, a abrirnos a nuevas posibilidades y experiencias. Los videntes son un ejemplo de cómo la neurodiversidad puede enriquecernos con sus dones y sus desafíos.

Los videntes son neurodivergentes y eso es algo que deberíamos celebrar y no ocultar. Son personas que nos muestran que hay más realidades de las que podemos percibir con nuestros sentidos habituales. Son personas que nos inspiran a explorar nuestro potencial y a conectar con nuestra esencia. Son personas que nos recuerdan que todos somos únicos e irrepetibles.

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